viernes, 5 de junio de 2009

ACTO II Cuadro primero

Pabellón de caza propiedad de Germán, a las afueras de Madrid, yendo hacia Carabanchel, a la derecha, junto a unos olivos. Muebles de una elegancia rústica. En las paredes, trofeos de caza. Es de madrugada.

Telón americana más en primer término, más cercano a la embocadura. No tan alto como el anterior. Es también trampantojo de una pared frontal en un pabellón de caza. Hay indudablemente un ambiente más masculino. Sin cortinas. En las paredes, trofeos de caza no realistas, quizá cabezas de ciervo de escayola. Los cuernos son candelabros.


Predominan los tonos verdosos y grisáceos, la atmósfera es más fría, hay algo destemplado.


Como en el salón del primer acto, un gran lienzo será la pared del fondo. Se abre por la derecha del espectador. Por allí se introduce, sin pedir permiso, un extraño árbol. Sus ramas son como raíces que buscan en el interior del pabellón y alguna se convierte en candelabro.
Este árbol liga el salón con el exterior. Es un amanecer misterioso con matices morados.

La tierra está seca como si antaño hubiese tenido agua. Es un páramo o quién sabe si el fondo de un pantano. En el árbol, vaya usted a saber porqué, algunas ramas tienen flores, quizá flores de almendro.

La esquina inferior izquierda de la pared está ligeramente levantada creando una sutil tensión. Por allí quiere entrar alguien.

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